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D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
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Soneto III*
Vecino tronco que tributa al cieno
su pena dulce en mieles derramada,
testigo de tu rama mutilada,
talló sus lágrimas de bronce lleno.
Húmido bosque de tu infancia seno,
lejana patria vuestra arrebatada;
hojas, decidme ¿aún sentís, cortadas
de su amparo, el dolor propio y ajeno?
Pálida hoja que enseñáis inerte
mi dolor, noble confidente mía,
sentid presa mi alma y oprimida,
pues vida eterna han de concederte
llantos líquidos negros de grafía,
tu savia en sabia tinta convertida.
*Manuel Muriel Rivas
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