Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 40. Primavera-2015 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
|
Huerto*
Cuando cae la tarde le veo sentado, allí, en el poyo de la casa de huerto. Está solo, con sus pensamientos, mientras esa luz vespertina que declina parece absorber el entorno. Creo que se está bañando en un ensueño de brisa, música natural y canto de pájaros que afanosos buscan en la higuera la mejor rama donde pernoctar. Le veo y pienso que el bueno y sencillo Pedro respira vida plena, que no envidia a nadie porque es feliz.
"Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Y como codiciosa de ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura.
Y luego sosegada el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo.
El aire el huerto orea, y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido". Vida retirada. Fray Luis de León.
Huerto. Pedro da Cruz
Algo tiene Pedro, que muchos quisieran. Quizás sea ese tiempo suyo para el que no sirve el reloj, o las ninfas del misterioso huerto que danzan entre las ramas. Lo que fuere es algo que, según los Evangelios, Jesús buscó cuando se retiró a la soledad del huerto (Getsemaní), o lo que vio el emperador Diocleciano cuando dejó su imperio para encontrar en el huerto lo que el poder no le daba.
"Paraíso local, creación postrera, si breve de mi casa; sitiado abril, tapiada primavera, donde mi vida pasa calmándole la sed cuando le abrasa.
Yo, dios y Adán, que lo cultivo y riego por mi mano y conducto de frescor artesiano, su sosiego recojo, su producto, sus dádivas de miel en usufructo". Huerto mío. Miguel Hernández.
Creo que Pedro y su huerto forman un único ser, que no puede vivir sin separarse. Ambos se encontraron hace tiempo, se comunican sin necesitar hablarse. Su mutua presencia les da la vida. Como cada día, se despiden cuando casi se pierde la luz en el ocaso, de un Sol que ocultan las montañas. Entonces, Pedro se levanta, toma su vara de almendro por cayado, cierra el portón del viejo huerto y, sin prisa, vuelve al hogar donde le esperan. Sin él queda el huerto desconsolado, temiendo que mañana no vuelva el hortelano.
…"Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado. mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando". El viaje definitivo. Juan Ramón Jiménez.
*Juan A. López Cordero.
Envíanos tus poemas
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||