Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 29. Verano-2012

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Rafalín

Vive

Dos almas

Nuestro último día en la tierra

La Lola

Los dos caminos

Seguiriya gitana de la vetana

Tercerilla del ramo en pentasilabos

El castillo de la Peña

Naturaleza

Rapsodia matutina

Aprendamos de la Historia

Diez suspiros de nada pornada

Pasión por la palabra

Pensando en el día de la mujer trabajadora

Propósitos para 2012

Vocaciones

El brillo incandescente

 


Colaboraciones

Análisis métrico de un poema cervantino de José Moreno Villa

Rebelde


Noticias

XXXII Premio Mundial Fernando Rielo de poesía mística

II Premio Francisco Pino de Poesía Experimental


Colaboran en este número


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Pensando en el día de la mujer trabajadora*


  

La flojedad social revierte en que la fragilidad

aún tiene nombre de mujer en un mundo de hombres.

 

El hombre es el ser dominante y dominador

en una sociedad de luchas por ser dueño de alguien.

 

La mujer no es hija de las circunstancias,

las circunstancias son invento del hombre avasallador.

 

Ninguna época ha tratado a la mujer como mujer:

a la mujer de éxito le ha faltado valor para ser yo,

y a la entregada le han sobrado silencios para ser ella.

 

No hay camino hacia el trabajo decente para la mujer,

hasta que la igualdad no entienda de géneros

y las oportunidades sean para todos el igual que nos une.

 

La mujer ha estado siempre más trabajada que el hombre,

más humillada, porque el hombre así lo propuso y dispuso.

 

La esperanza del cambio es el sueño de la mujer de hoy,

nos salva la ilusión de que las mujeres y los hombres

se unan como piñas para desterrar la dependencia

como destino, el hecho más inhumano del ser humano.

 

El deseo de independencia es una necesidad ciudadana.

Lo confirmo y lo afirmo, hombres y mujeres se precisan.

Para eliminar violencias y para incorporar brazos a la vida.

No es el trabajo lo que embrutece, sino la holganza.

 

Sea hombre o mujer, mujer u hombre, tanto da,

lo que importa es cuanto amor ponemos en las personas

con las que trabajamos y con las que no tienen trabajo

para ayudarles a buscar las mieles de la faena

sin ser su esclavo, que la sumisión más dolorosa

es la de ser prisionero de uno mismo por sí mismo.

 

                 *Víctor Corcoba Herrero, 3 de marzo de 2012.

  

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