Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 29. Verano-2012 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
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Rebelde*
El pasado forja el carácter del ser humano, genera una cultura que pervive de generación en generación y en momentos decisivos muestra su rostro más nítido, más sagrado, a modo de mandamiento agnaticio inquebrantable. Una cultura que pervive en un mundo rural, de pasado de frontera medieval, de hombres libres que supieron defenderla. Pedro de Valenzuela era fruto de ese pasado, hijo, nieto, bisnieto... de aquellos hombres indomables, adalides, celosos de su independencia, a quienes no pudieron poner yugo o vasallaje. Él nunca tuvo señor, fue trabajador de su propia tierra, noble y orgulloso. Para él la libertad nunca tuvo precio, pues era algo innato a su propia existencia.
"Yo tengo en el hogar
un soberano, ...
Ama la libertad, libre es el hombre Mi Padre. Juan de Dios Peza.
Pedro de Valenzuela vivió en el siglo XVII, siglo trágico, de sequías, plagas, grandes epidemias de peste, de cruentas guerras que absorbían la ya exhausta economía de la Corona, de frío, hambre y cuantiosos impuestos cuya injusticia llevó a la rebelión. Defendió su hacienda frente al Rey junto a otros hombres libres, expulsó a los recaudadores de su tierras y en la batalla del Puerto del Cajigal mató en emboscada al corregidor Antonio de las Infantas y varios guardas que en nutrida columna se dirigían a apresarles, huyendo el resto despavoridos a los primeros arcabuzazos. Nació la leyenda.
"A un banquete se
sientan los tiranos, Banquete de tiranos. José Martí.
Pedro de Valenzuela se echó a la Sierra, porque allí la libertad tiene alas, vuela entre las riscas más escabrosas, penetra por las oquedades más ocultas, desaparece y vuelve a surgir entre las poblaciones, porque la libertad lleva su nombre. Y libertad y rebeldía siempre han ido de la mano.
"... Ni tú, ni el otro, ni vuestra,
¿Que los demás? Los demás
No, a mí no. Descalzo y limpio Mi pie, mi mano. La mía.
¡A mí la nieve me quema El Rebelde, Pilar Paz Pasamar.
Guernica (detalle). Picasso
Pedro de Valenzuela era el jinete que porta el grito del que no tiene voz, que levanta el brazo del desarmado y enarbola el honor del oprimido. Su tierra lo amparaba y durante doce años tuvo en jaque al Rey. Su rebeldía fue la de un pueblo libre, al que no pudo poner yugo el absolutismo del poder, porque siempre hubo un "Pedro" en la esperanza del pueblo, y poetas que le cantan:
"A corazón suenan, resuenan,
resuenan ...
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no
hay nadie;
¡A galopar, Galope. Rafael Alberti.
*Juan A. López Cordero.
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