Cuando acabe septiembre…

Aún tendré rodelas de soles surcando y atezando mi piel,

Aún habrá canciones de novilunio y trovas de luceros-niño,

Ante la herráica balconada de las sombras…

Cuando acabe septiembre…

Seguiré embalsamando lejanías, buscando en astil de parasol

una frase desnuda y el roce de una mirada extraña.

Cuando acabe septiembre…

Gerifaltes de espinas me arañarán con sus cizallas

Ante mis miedos a los roncos besos, a las caricias raptadas,

A la voz de la carne dispuesta a la entrega, en llanos de penumbra.

Cuando acabe septiembre…

No habrá promesas que cumplir, ni interrogantes que descifrar

En un adiós sin retorno tan leve como grano de amarilla arena

Bajo los pies desnudos.

Cuando acabe septiembre…

Un viento de hojas trémulas te rodeará los hombros,

entronarás los ojos y avivaran tus pasos bulevares de bandoneón.

Cuando acabe septiembre…

Empezarás a encontrar en tu camino, llantos de barro y farol

Y pondrás sobre el mostrador de un café, tu agenda de vivencias

Pareciéndote percibir ocasos de espuma y versos dulces de sal.

Cuando acabe septiembre…

Te encontrarán otras sombras adivinándote brisas recientes, recuerdos a medio abrir en los costados de una maleta.

No te dará tiempo a penas a preguntarte nada,

Pues en tanto quieras darte cuenta,

 Te llamarán los aldabonazos de un viento, ácido y roto

En esas noches que dibuja sueños en el albo techo de tu alcoba,

  Encontrando al amanecer, no perlas de espuma, si no lágrimas de escarcha.

Cuando acabe septiembre…

Es mejor colgar en el marco de la memoria, el mundo que un verano

Deseaste e hiciste hermosa realidad, quédate con eso,

Y haz una bola de nieve el cuenco de tus manos, toma aliento, lánzala lejos y suspira…

Cuando acabe septiembre…

Pero eso será, ya lo verás, otro septiembre…