Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 49. Verano-2017

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Ancestral

Desearía

Poemándote

Voz extraña

Chamariz

Soneto XLIV

Soneto XLV

El mar de los antiguos

Una avispa cruzó el himen de la ventana

Suspirar hace más bella la vida

Envidia sana

Tardes nostálgicas

Cambil

Se inclinó

Encontrarte

Niña rota

Ojos nuevos para una vida en verso

Seamos hermanos, seamos familia

Simpere hacer para ser camino

Sólo el amor de Dios nos vive

Sólo hay una vida donde hay corazón

Somos hijos del momento, dueños de nada

Un corazón de niño, un adulto en guardia


Colaboraciones

El Dragón del Boticario


Noticias

Certámenes de poesía julio-septiembre-2017


Colaboran en este número


Nos anteriores

 

Año Primav. Verano Otoño Invier.
2005 0 1 2 3
2006 4 5 6 7
2007 8 9 10 11
2008 12 13 14 15
2009 16 17 18 19
2010 20 21 22 23
2011 24 25 26 27
2012 28 29 30 31
2013 32 33 34 35
2014 36 37 38 39
2015 40 41 42 43
2016 44 45 46 47
2017 48      

 

 

Un corazón de niño, un adulto en guardia*


 

Con el corazón se ama y con la vida se vive.

Todo se armoniza con amor y se embellece

con la verdad que nos transforma por dentro

y nos transfigura por fuera, en este fenecer

de cada día, para edificarnos humanos

y proyectarnos como espíritu del verso de Dios.

 

Se vive con la vida y con el corazón se ama.

Es lo que da sentido a nuestro caminar

en este vaivén de sentimientos y temores,

pues más allá de los instantes precisos

anidan los preciosos ojos del Creador,

siempre injertándonos aliento, prendiendo luz.

 

Bajo este romper del alba tan del sol

como de la luna, saldremos de la tinieblas,

retornaremos  al bien, seremos la bondad

que nos pone en camino de lo armónico,

sólo tendremos que dejarnos guiar,

para volver a ser el itinerario de la poesía,

de la que nunca debimos desmembrarnos.

 

Cada ser es parte de sí en relación al otro.

Nuestra existencia se ensancha en el encuentro.

Somos lo que somos por los demás.

Nada es por sí mismo, tampoco el yo humano.

Por eso, quien cultiva el pulso nunca está solo,

las mismas pausas se conjugan y comparten.

 

El mayor dolor entre los dolores, es un cuerpo

endiosado, un espíritu encerrado en sus maldades.

Hay que abrirse, saliendo de nuestro egoísmo.

Tenemos que aprender a abrazarnos con el alma.

A sentirnos más de Dios que de este mundo.

Andemos vigilantes, no vayan a robarnos el aire.

 

Hay tantas fuerzas destructoras como estrellas

que nos iluminan para cambiar de ruta

y emprender caminos nuevos, donde dejarse

amar, donde dejarse querer, para ser loa; 

pues aquel que amasa el amor, espiga el pan,

y aquel que quiere querer, florece en el camino.

 

Todo empieza como un hilo de agua en la arena,

en continuo nacer y renacer cada crepúsculo,

en perenne  desvivirse por vivir, haciendo cauce.

Al fin, no es cuestión de trepar sino de abajarse,

para que el Señor pueda entrar con la sencillez

y naturalidad de un adulto que sueña con ser niño.

 

                                         *Víctor Corcoba Herrero, 17 de septiembre 2016.

 

 

Envíanos tus poemas