Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 27. Invierno-2012

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Anagrama del ramo de la mora

No hay sol sin sombras

Paranomasia de los ojos vendados

Pentagrama

Calor

Día a día

No quiero

Aprender a vivir

Argumentos para reir

La estrofa del piano en el camino

Navidad en la tierra

Top of the bay

La cicatriz

Atticus

Paz interior


Colaboraciones

Análisis métrico del poema cervantino de Gerardo Diego

Reseña Literaria de la poetisa Amal Alajdar

He perdido una poesía


Noticias

Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández - Comunidad Valenciana 2012

II Premio Internacional de Poesía Joven Fundación Centro de Poesía José Hierro

I Premio Poético Internacional de Poesía Piedra del Molino


Colaboran en este número


Nos anteriores

 

Año Primav. Verano Otoño Invier.
2005 0 1 2 3
2006 4 5 6 7
2007 8 9 10 11
2008 12 13 14 15
2009 16 17 18 19
2010 20 21 22 23
2011 24 25 26  

 

 

Aprender a vivir*


 

Si vivir es caminar,

hagamos el camino hermanados.

 

Si vivir es crecer,

busquemos el latido del verbo

ascender y respiremos unidos.

 

Si vivir es duro,

es que no sabemos vivir con Dios.

 

Hay que vivir la vida

de tal manera, que el corazón

sean los ojos del verso,

y el cuerpo el pulso que nos viva.

 

El arte de vivir

no está en alargar la vida,

sino en amar cada momento

como si fuera el último,

y en despertar los corazones.

 

Tras vivir el camino,

nos queda lo más importante,

ser la morada donde Dios viva,

y el horizonte de los que caminan.

 

No temáis nada,

vivid a corazón abierto,

no temáis a nadie,

sed el verso

que vive en aquellos que se aman.

 

Porque, al fin, si vivir es amar,

¡ojalá vivas el amor,

y en el amor,

todos los días de tu existencia!.

 

Aprendiendo a vivir

como hermanos,

la vida será un sueño,

y el sueño de existir,

un corazón en paz

que alienta y alimenta la vida.

 

Llámame, pues, tu amor,

o mejor tu alma,

porque el amor es una vida,

y el alma, la eternidad que nos une.

 

La eternidad, que tanto nos desvela,

es una de las virtudes de saber morir

viviendo y de vivir no existiendo.

 

No perdamos el tiempo,

en pensar sobre el tiempo que nos queda

por vivir, vivamos,

porque mañana puede ser ya tarde.

                     *Víctor Corcoba Herrero (17-12-2011)

Envíanos tus poemas