Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 27. Invierno-2012 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
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He perdido una poesía*
He perdido una poesía, la más bella que había tenido. Surgió no sé cómo, en el momento más insospechado, en el vacío mental de un trabajo monótono y pesado. Surgió, así, sin más, como flor que crece en el pedregal, sin suelo para vivir, envuelta en soledad. La flor que nadie vio, el tesoro que encontré sin saber que estaba allí. Y la perdí.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo”. Puedo escribir los versos más triste esta noche. Pablo Neruda.
Erató, musa de la Poesía. Edward John Poynter
He perdido un canto a la vida, a lo imposible y, como tal, es difícil de atrapar, se desliza con el viento por los campos, se moldea ante la orografía más escabrosa y penetra por las fibras de los cuerpos para envolverlo todo con su aliento, como la ilusión inspiradora del unicornio azul.
“Mi unicornio azul ayer se me perdió, no sé si se me fue, no sé si extravió, y yo no tengo más que un unicornio azul. si alguien sabe de él, le ruego información,” Mi unicornio azul. Silvio Rodríguez.
Por buscarme, Poesía, en ti me busqué: deshecha estrella de agua, se anegó en mi ser. Por buscarte, Poesía, en mí naufragué. Después sólo te buscaba por huir de mí: ¡espesura de reflejos en que me perdí!
Mas luego de tanta vuelta otra vez me vi: el mismo rostro anegado en la misma desnudez; las mismas aguas de espejo en las que no he de beber; y en el borde del espejo, el mismo muerto de sed. Sediento. Octavio paz
Y vuelvo a preguntar. Nació en un pedregal y yo no la cuidé, absurdamente la perdí. Con ella se me fue lo más valioso que nunca tuve. Sueño que algún día alguien me la devolverá. Entonces la ataría con cuerdas al corazón, aunque probablemente volvería a perderla, porque en la esencia de su ser está la libertad. *Juan A. López Cordero Envíanos tus poemas
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