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D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
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El crepúsculo callado*
La tarde cayó cansada
Dominando la hermosura
Que dio al cielo su figura
Cuando nació la alborada.
La belleza derramada
Sobre el arroyo callado,
Sobre el cielo despejado
Y su sublime belleza,
Sucumbió con la firmeza
De un sol triste y derrotado:
Los campos adormecidos
Que, cubrieron las heladas,
Hallaron las madrugadas
Por el silencio vencidos:
Los ocasos malheridos
A los cielos derrotaron,
Que, lentos, se resignaron
A perderse entre las sombras
Cuando negras las alfombras
Su hermosura desgarraron.
Y partiste a lo lejano
Con el ocaso y su overo,
Para ver el mundo entero
Una tarde de verano,
Pues sobre un potro lozano
Llegaste a la inmensa altura
Donde bella tu ternura
Feliz contempla los mares,
Los campos y los altares
De la sierra y su hermosura.
*José Ramón Muñiz Álvarez (“Ballesteros de la tarde”. Para Pilar Muñiz Muñiz).
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