Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 34. Otoño-2013 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
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Miedo*
Hay momentos difíciles en la vida. El ánimo se altera, la angustia corre desbocada por el cuerpo sin atisbar ninguna posibilidad de control. Surge el miedo en su reacción más bloqueadora, y lo que pudo ser una salida se convierte en un dardo paralizante.
"Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza del cielo se abre como una boca de muerto. Tiene mi corazón un llanto de princesa olvidada en el fondo de un palacio desierto.
Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño que reflejo la tarde sin meditar en ella. (En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño así como en el cielo no ha cabido una estrella.)
Sin embargo en mis ojos una pregunta existe y hay un grito en mi boca que mi boca no grita. No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste abandonada en medio de la tierra infinita!
Se muere el universo, de una calma agonía sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde. Agoniza Saturno como una pena mía, la tierra es una fruta negra que el cielo muerde.
Y por la vastedad del vacío van ciegas las nubes de la tarde, como barcas perdidas que escondieran estrellas rotas en sus bodegas. Y la muerte del mundo cae sobre mi vida."
Tengo miedo. Pablo Neruda.
Hay momentos en que la misma vida parece convivir con el miedo endémico. Miedo a la enfermedad, miedo a la guerra, miedo al sufrimiento, miedo a la muerte, miedo al desamor, miedo a la ausencia... Miedo, siempre miedo, ansiedad que corroe el alma y cierra las puertas a la esperanza.
"La amígdala vibra como la campana de un tren que se despide de la ciudad asaltada por el mar y las mentiras, como la molécula de agua mecida violentamente por el calor de la llama. … Estar vivo, supongo, es tener miedo, y sostenerle la mirada a esas dudas que nos achican los pulmones a esa nada parecida a la sensación del escalón olvidado, la pendiente abrupta en el asfalto viajando en el coche hacia una nube." Tener miedo. Ismael Serrano.
Hay momentos en que el miedo cambia en el hombre por la ira. No se sabe qué es peor, sin duda ambos tienen sus momentos. Dicen que el hombre lleva dos bolsillos, uno lleno de lágrimas y otro lleno de piedras, uno lleno de miedo y otro de ira, porque la ira es también fruto del miedo.
"Sangre que por mis venas recorre, Con el fuego que mi alma desprende, Odio que me devora la carne, Por la ira que llevo por dentro. Por las noches.... Los fantasmas cobran vida, Y retorciéndose en lágrimas vivas, Me enloquecen con su amargura podrida." … El Rincón del Miedo. Adelaida López Marcos.
Grabado. Francisco de Goya
Hay momentos en que el miedo se hace irresistible, y tanto desborda que termina sacándonos de la parálisis y nos empuja a huir, buscando la vida que nos niega el lugar donde nacimos, contaminado de ineptitud y nepotismo. Un lugar en el que han salado la tierra para que no brote fruto alguno, para expulsarnos del hogar, arrebatándonos el futuro. Y en esos momentos el miedo nos empuja a la libertad, a plantar batalla a la incertidumbre, a volar…
"No te rindas, aún estás a tiempo De alcanzar y comenzar de nuevo, Aceptar tus sombras, Enterrar tus miedos, Liberar el lastre, Retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, Continuar el viaje, Perseguir tus sueños, Destrabar el tiempo, Correr los escombros, Y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento," No te rindas. Mario Benedetti.
*Juan Antonio López Cordero.
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