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Carretera secundaria*
El aire que nos unge,
el cielo verde,
la urraca que entumece los flecos de la tarde
y esquilma los pétalos risueños de una endrina,
las piedras negras de posar olvido,
el campo seco en lontananza
que aloja un ejército elíptico de grillos,
la corneja encandilada,
el hoyo que nace en las agendas,
el olor más parecido a los veranos de mi infancia,
la brasa de los pinos escanciada
por las ventanillas del coche
con tuétanos de almendra,
la vaga noche que quiere insinuarse
y nos advierte con sus luces amarillas,
la atmósfera de vinagre dorado y berenjenas...
El asfalto está herido de metralla,
las ruedas golpean directamente el intestino,
tantas curvas cerradas,
tanto desalojo íntimo.
pero no insisto,
ya sé que a ti no te gustan
estas carreteras secundarias.
*Esteban
Torres Sagra
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