Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 11. Invierno-2008 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
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Mujer del espanto* En una esquina cualquiera , el pudo percibirla .Amanecía y frente a ella El corazón le batió fuerte dentro de su caja toráxico ,tanto que temió que aquella mujer lo escuchara. Cuando pudo verla un escalofrió le recorrió en todo el cuerpo . Su mirada de hielo le causo miedo y tuvo deseos de salir corriendo de allí , pero la curiosidad construyo un cerco y no tuvo otra alternativa ,se quedo mirándola. Las terminaciones de su brazos estaban hechas de raíces ,también había raíces en sus pies. Aterrado retrocedió, ella decidida y audaz se le aproximo muy cerca de su rostro y le esbozo una fuerte carcajada , que arrojo un aire tan caliente , capaz de incendiar la copa de los árboles. Sonreía socarrona y sin motivos aparente , parecía haber perdido el juicio. Sollozante y asustado, cayo sobre la hierba fresca y quedo profundamente dormido. Se soñó con ella, que enredado a sus raíces se iban hundiendo cada vez mas en la tierra húmeda y oscura. Se soñó tranquilo y sin resistencia , hasta podía experimentar una grata sensación de bienestar. Ambos quedaron sepultados en el lodo .Cuando despertó transformado en un frondoso árbol , pensó en aquella mujer. Y se pregunto que había sido de ella…y comenzó a extrañarla. Un repentino y fuerte viento se desato , desordenando su copa, y en su murmullo trajo consigo la risa de aquella mujer , ya no era una carcajada burlona, su risa era una melodía cristalina y suave , que termino subyugando al temeroso hombre, quien lloraba su ausencia. Trepada a su tronco, adherida a el, una enredadera crecía con fuerza e iba envolviéndolo lentamente. Le pareció ver entre sus incipientes brotes , los ojos de ella que lo miraban de un modo diferente. Quizás seducida por la seguridad que le brindaba ese árbol tan fuerte. Sin embargo nadie podía negar , que su mirada era la de una mujer enamorada. Le volvió a latir el corazón con estridencia (como la primera vez que la vio) pero esta vez no se preocupo en disimularlo ,quizás porque ella se estremecía y emocionaba al sentirlo vivo…. *Laura Elena Bermúdez de Tesolín
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