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D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
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Para ti el olvido, para mí el amor*
Te has ido sin decirme adiós,
con la crueldad de un correo electrónico,
previo darme un beso por la mañana,
como recuerdo o quizás como traición.
Desde entonces me peino con la soledad,
y con el perfume de tu ropa
me encandilo de sueños,
mientras me humedezco de lágrimas.
Vivo de los recuerdos
y de los versos que un día nos injertamos,
de las rosas perfumadas por tus labios,
y de los abecedarios de otro tiempo.
Hoy no te reconozco,
mientras agonizo en la vastedad del vacío,
como barca perdida en el mar
del desconsuelo, y la muerte cae sobre mí.
Algún día volveremos a reunirnos,
a juntar nuestros latidos con la poesía,
y me confesarás tu rechazo,
y la falsedad de tus risas y te quieros.
Jamás entenderé tu abandono,
tampoco comprenderé tus caricias,
jamás volveré a creerte,
ni a crecerme, ni a recrearme contigo.
Por si lees mi mensaje,
los que de veras buscamos el amor,
quizás dentro de este mundo nos ahoguemos,
y hemos de esperar otro cielo para reencontrarnos.
Hoy también he salido de mi mismo
a interrogarme y he descubierto
lo fácil que ha sido para ti el olvido
y lo inmenso que ha sido para mi el amor.
Por eso, únicamente por eso, te seguiré amando.
Proseguiré queriéndote sin medida, en silencio.
Te aguardaré sin hacer ruido, hasta alcanzar
la belleza de Dios y embellecernos para siempre.
*Víctor Corcoba Herrero. 12 de febrero de 2015.
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