Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 13. Verano-2008

Asociación Cultural Claustro Poético

 

Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Golondrina

Siesta de mi pueblo

Aprendí

Un taxi

Selva

George Bayley

En tu horizonte

Pensé que eras tú

Recuerdo

Junto al fuego

A un pino enamorado

Ansias de libertad

Donde mi voz no alcanza

Ese mundo burbuja


Colaboraciones

Catedral


Noticias

III Certamen poético Prometeo

IV Certamen de poesía Vicente Presa

XVI Premio de poesía Ateneo Jovellanos


Colaboran en este número


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George Bayley*


 

No eres George Bailey, ni creo que jamás

hayas oído un tintineo celestial.

Tal vez no sepas que hacer

con una humilde pompa de jabón. Nunca

pierdes la mirada en una nube cuando

discurre incierta y temerosa entre

los confines de un distante paraselene.

 

No eres George Bailey, ni has reparado jamás

 en la aventura de un corazón que, en su humilde ilusión,

fue capaz de extirpar de la mente

 esa soledad espartana que crees te hace 

genuino entre la mediocridad.

 

No eres George Bailey, porque nunca entendiste

que vivir era bello. Ni siquiera cuando, con un atisbo de pasión,

rozaste la obstinada perorata magistral

de los favores pagados, a quien crees humillado

 

No eres George Bailey, ni has encontrado

una flor en un jardín indómito.

Tu no has bebido, ni nadie te ha visto reir.

No has cantado, ni fumado, no olido, ni follado,

ni  has visto una estrella fugaz en medio

de un mosaico fúlgido de amores.

 Siempre todo calculado, predicho,

 estudiado como en ese concierto insoportable

 que repites cada solsticio y nunca reparas en él.

 

No, definitivamente no eres George Bailey. Si lo conocieras,

le habrías iniciado en la hipocresía. Él, que fue paradigma

de un verso valiente frente a los miedos abisales.

Él, que corría disperso por las calles de San Francisco,

él que se alegró cuando hizo ganar las alas a un ángel.

              Juan Carlos García-Ojeda Lombardo*

  

 

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