Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 44. Primavera-2016 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
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Nada*
Hice un pozo profundo a la puerta de mi casa. Esperaba encontrar agua, pero sólo hallé nada. Y la nada se ha colado en mi hogar desde el sótano a las habitaciones más altas, lo ha llenado de silencio atroz y gélido frío. Creo que también ha entrado en mi mente, bloqueando las sinapsis neuronales. Temo que incluso llegue al sistema reptiliano, los campos más profundos y primitivos del cerebro, aquellos que surgieron hace cientos de millones de años, instintivos, autómatas, que nos mantienen despiertos. No puedo leer un solo libro. Una sola página. Un solo párrafo. Ni una línea. No puedo escribir, ni coger el teléfono, ni encender un cigarrillo, ni extender las piernas, ni levantarme siquiera de esta silla. Si me buscara el pulso estoy seguro de que no me lo encontraría. Realmente no sé lo que me pasa. No es asco. No es hastío. No es abulia. No es cansancio. No es indiferencia. Son todas esas cosas y no es ninguna. Es como si el mundo se me hubiera parado encima. El Peso Del Mundo. Roger Wolfe.
El Pozo. Pedro Nolasco Cordero Gómez
Quisiera tapar ese pozo seco y profundo que excavé, enterrar con él a la nada que contiene. No es fácil sin ayuda. Cada día salgo a buscarla por foros y calles, pero no me salen las palabras. La nada en mi cerebro las bloquea en su afán de conquistarlo del todo.
Uno va, viene y vuelve, cansado de su nombre; va por los bulevares y vuelve por sus versos, escucha el corazón que, insumiso, golpea como un puño apretado fieramente llamando, y se sienta en los bancos de los parques urbanos, y ve pasar la gente que aún trata de ser alguien.
Entonces uno siente qué triste es ser un hombre. Entonces uno siente qué duro es estar solo. Se hojean febrilmente los anuarios buscando la profesión «poeta» —¡ay, nunca registrada!—. Y entonces uno siente cansancio, y más cansancio, solamente cansancio, tiempo lento y cargado. Pasa y sigue. Gabriel Celaya
Ese pozo me parece cada día más grande y más profundo. Qué fácil fue excavarlo y casi imposible rellenarlo. Me adhiero al enésimo intento, danzo para que la lluvia lo cubra de agua, arrojo lo que puedo por su boca insaciable de agujero negro galáctico y siento que el cansancio se adueña de mi cuerpo.
Es sin duda un parecido A un abismo sin medida Que recuerda una partida Un adiós, algo perdido La falta de una presencia Que nada podrá llenar Y obliga a recordar El ayer y da experiencia. Es imposible llenarlo Al lugar si está vacío Y aunque suene a desvarío Nada con que compararlo Nadie puede imaginarlo Al hueco que se produce En el espacio no luce No existe con que llenarlo. … Solo el que tiene un vacío Sabe lo que estoy diciendo A que me estoy refiriendo Si digo un lugar vacío Es hablarles de la angustia De un dolor de una tristeza Una nada en la cabeza El alma y las manos mustias. Lugar vacío. Tito Sanguinetti.
Hay momentos que creo ver el pozo más grande en su vacío, absorber el espacio, el ruido… hasta el silencio. Es difícil, un reto imposible, un esfuerzo baldío e inútil, una lucha contracorriente. Y, sin embargo, empiezo a sentir que en esa nada hay algo, que el vacío contiene también palabras que lo conforman y lo mantienen. No es la nada, es mi nada, mía, de mi pozo, de mi casa, de mi mente. *Juan A. López Cordero.
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