Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 54. Otoño-2018

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Obstinado otoño

Aquella noche

Transición

Deseo

Del amor por los bárbaros

Kustendge, a orillas del mar Negro

Los arqueros de la tarde

Soneto VII (Ballesteros de la Tarde)

La envidia sana (vídeo-poema)

Despedida

Ausencia

Ese empresario listillo

Sinagoga del Agua

Otíñar

Recogiendo aceituna

El corazón como escuela de poesía

La humildad como ejercicio

La luz proviene del corazón que soy

No hay árbol que el viento no desnude

Nuestra poética de todos los días


Colaboraciones

Invisible

El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde


Noticias

Certámenes de poesía octubre-diciembre-2018


Colaboran en este número


Nos anteriores

 

Año Primav. Verano Otoño Invier.
2005 0 1 2 3
2006 4 5 6 7
2007 8 9 10 11
2008 12 13 14 15
2009 16 17 18 19
2010 20 21 22 23
2011 24 25 26 27
2012 28 29 30 31
2013 32 33 34 35
2014 36 37 38 39
2015 40 41 42 43
2016 44 45 46 47
2017 48 49 50 51
2018 52 53    

 

 

Recogiendo aceituna*


 

Junto a los verdes horizontes

salpicados de plata, escarcha y bruma,

se adivinan los aperos perfilados

en las tardes de enero solitarias.

 

Las lonas derramadas,

en los Terrones blancos y antiguos,

flotan como alfombras misteriosas

a la espera de otras lluvias

antes de teñirse con la negra aceituna.

 

Junto al olivo,

el hombre alza al cielo su alabanza

vareando un mañana incierto

que bendiga con una cruz,

cada día de su calendario.

 

El níveo rocío,

se va escondiendo con el día

en los confines remotos de la tierra.

 

Y una mujer con dedos de luciérnaga,

recoge una a una,

cada perla sangrienta del suelo

para hacerle un porvenir a sus hijos,

donde sea posible abrir una ventana

para que se aireen las sombras de tanto sacrificio.

 

Cuando todavía quedan algunas hectáreas más sombrías,

comienzan a brotar,

lo mismo que las lágrimas,

jaramagos, lirios y amapolas.

Y florecen las mimosas y los almendros.

Es hora de descansar entonces,

cuando el sol viene

como cada año,

a preñar calladamente  los olivos.


                                     *Rocío Biedma.

 

Envíanos tus poemas