Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 47. Invierno-2017

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

El miedo

Tejer palabras

Cuartetas enlazadas

Estornino

He roto

Lloraban tus ojos en mi conciencia

Yo inventé para ti

La Imagen

Soneto XXXVIII

Soneto XXXIX

Soneto XL

El Poema de Hierro

Epitafios

Las líneas del mundo

Remember de Elsa

Y la Luna

Navegando entre poemas

Te recuerdo

A mi amiga Estibaliz Moreno Rodríguez

Ante el ya inminente tiempo de mi partida

Cansado pero no vencido

El aliento imprescindible de la palabra

El don auténtico de uno mismo

El retorno a la poesía viviente del amor


Colaboraciones

Sus pasos


Noticias

Certámenes de poesía enero-marzo-2017


Colaboran en este número

 


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Cansado pero no vencido (el espíritu lo es todo el nosotros)*


  

A veces no tengo fuerzas para injertar palabra ni en mis auroras,

me veo como un triste trasto viejo que apenas imagina espacios

por donde evadir la fibra, y así poder evitar tantas amarguras

inútiles, tantos desconsuelos estúpidos, viendo los días que pasan

y no vuelven, pues lo que hoy es, mañana ya no es ni por asomo.

 

Vamos de tropiezo en tropiezo, como si fuésemos salidos de tono,

pensando que el camino es tan feroz que nos devora hasta el timbre.

Hemos de retornar a ese niño que fui, que nunca debí abandonarlo.

Únicamente desde la inocencia se mece la alegría de no ser y ser.

Ser para los demás el silencio que habla, la soledad que escucha.

 

Mirad la luna, siempre tan callada sobre las azabaches congojas,

dispuesta a percibir abecedarios, y así cuando no crece, disminuye,

y a poco que se llena de emociones, rejuvenece con nuevas letras.

No decaigamos, somos la pujanza del tiempo, la debilidad del ser,

y por muy grande que sea la cruz, el polvo del camino es nada.

 

Una cruz que nos da miedo, pero que está ahí para trascendernos,

abriéndonos la puerta a la esperanza, dejando alcance a Dios,

para que nos transforme en siervos libres, en hijos, no en esclavos,

pues aquel que no se afana por donarse, tampoco sirve  para amar,

le falta aforo para hallarse amor, le sobra egoísmo para sentirse rey.

 

Ojalá aprendamos de nuestra propia historia para hacer  un camino

de acogida, como era en el principio de nuestro transitar por el yo,

pues quien sabe acoger  existencias, sabe también amparar uniones,

que la unidad es nuestro sostén, así como la libertad nuestro deseo

más sublime y necesario, para tener dominio absoluto sobre sí mismo.

 

Por eso, tan vital como estar en el mundo es coexistir en él y por él.

Siempre hay que querer hasta el extremo de abrazar la vida sin más.

Todo lo demás son insignificancias; lo sabemos, pero no aprendemos.

Señor, alláname el camino,  llévame contigo, da luz a mi ceguera.

Es mi voluntad la que desea fundirse en ti con otras almas y ser olmo.

 

                    *Víctor Corcoba Herrero (12 de noviembre de 2016)

 

 

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