Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 47. Invierno-2017

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

El miedo

Tejer palabras

Cuartetas enlazadas

Estornino

He roto

Lloraban tus ojos en mi conciencia

Yo inventé para ti

La Imagen

Soneto XXXVIII

Soneto XXXIX

Soneto XL

El Poema de Hierro

Epitafios

Las líneas del mundo

Remember de Elsa

Y la Luna

Navegando entre poemas

Te recuerdo

A mi amiga Estibaliz Moreno Rodríguez

Ante el ya inminente tiempo de mi partida

Cansado pero no vencido

El aliento imprescindible de la palabra

El don auténtico de uno mismo

El retorno a la poesía viviente del amor


Colaboraciones

Sus pasos


Noticias

Certámenes de poesía enero-marzo-2017


Colaboran en este número

 


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Sus pasos*


 

Sus pasos eran ligeros, seguros, esbeltos. Llevaban un movimiento rítmico, suavemente sinuoso, hipnotizador, que le hizo ir tras sus pasos con instinto ciego.

 

“Cruza callada, y son sus movimientos

silenciosa armonía:

suenan sus pasos, y al sonar recuerdan

del himno alado la cadencia rítmica…”

          Rima XXXIV. Gustavo Adolfo Becquer.

 

Un día dejó su casa y echó a andar. Tras sus pasos se sentía seguro, necesitaba sentirse seguro a cualquier precio. Todo lo demás no importaba. No había dudas, sólo había que seguir caminando tras ellos, mientras sus pasos parecían destilar al viento perfumes embriagadores.

 

“Jazmines en el pelo y rosas en la cara,

Airosa caminaba la flor de la canela,

Derramaba lisura y a su paso dejaba

Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

 

Del puente a la alameda menudo pie la lleva

Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.

Recogía la risa de la brisa del río

Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.”

        La Flor de la Canela. Chabuca Granda

 

 

At los pasos. Leonid Afremov

 

Sus pasos llevaban al hogar donde no entran los hombres que caminan detrás, los de paciencia infinita, los hacedores de sueños imposibles, aquellos que ansiosos esperan verlos de nuevo para volver a seguirlos, en un plácido sueño difícil de despertar.

 

"Te di mi promesa a ti, no hay otra

Eres la número uno

Sobre ti está el velo azul del cielo

y las margaritas suenan como flautas

El racimo de uvas es llevado de a dos

y tus pasos son como un mar de espigas".

               Mi amada cumple cincuenta años. Ahuvati Bat Chamishim.

 

Eran más que sus pasos, eran su Norte, su dirección, su guía, únicos, singulares, imposibles de emular. Le daban razón de su existencia, sin saber muy bien porqué. Día tras día, año tras año, aquellos pasos eran pilar de sus creencias, que parecían dogmáticas y eternas, sin escuchar las voces que le avisaban de su ciego vínculo.

 

“Comienza, pues, y dime adónde apunta

El alma tuya, y ten por cierto y fía

Que tu vista extraviada no es difunta;

 

Porque la Dona que tus pasos guía

En esta esfera, tiene en su mirada

La virtud de las manos de Ananías”.

          La Divina Comedia. Dante Alighieri.

 

 Hasta que un día, al ocaso, sus creencias comenzaron a tambalearse, pues aquellos pasos comenzaron a flaquear. El líquido sinovial escaseaba, los cartílagos se deterioraron, el juego de las rodillas se hizo más torpe, y aquellas rítmicas caderas perdieron el compás. La magia se esfumó. Pensó haber perdido la vida detrás de una estrella que se apagaba, y que con su luz se iba la suya. Se sintió inseguro, frustrado, cual hombre en el mito de la caverna. Y tuvo miedo. Cerro los ojos, para seguir viendo los pasos tal y como fueron, grabados con fuego en su mente, mientras la luz se perdía y abrumadora avanzaba la última noche.

 

"A lo largo del día

Se precipita el miedo,

y una falsa ternura parece asomarse

desde el fondo de los lagos.

El aire huele a pasos cansados.

Una extraña calma nos habita,

nos detiene la madrugada.

El centro de la luz se ha fugado.

Nos ha dejado gotas inversas en la médula.

Los peces se hacen hombres

cuando se les mueren las escamas.

Las calles dudan de nuestros rumbos.

Esconden el asfalto debajo de la grama.

La gente cruza de un lado a otro

y se tropiezan en sus ojos.

 

Se obscurece el día

y tengo la sensación que desaparezco

en medio de una perversa letanía

que lleva mi nombre."

         A lo largo del día. Fabio Castillo.  

 

                 *Juan A. López Cordero.

 

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