Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 43. Invierno-2016 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero |
|
Behering*
En cada uno de ellos era muchos un hombre. Eran más todavía. Traían la industria de las armas y el reno rojo, como un bosque ondulante y detrás el lobo que, en una mañana ya añejo, sería el perro de la hoguera y de las sobras, el sirviente blanco. Eran muchos, no un hombre. Vagos sus nombres se referían al viento y a los tótems, a un hecho que pasó en un nacimiento, el deshielo que ahogó o el meteoro fugaz que ardió en la tundra o la muchacha audaz que en mar abierto, salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena. Sus dioses eran el salmón que cada año retorna como el año y que va al mar y el oso pardo, una montaña que muge y que el filo de lanza abate, y el pesado bisonte y el tigre rayado, que se quedó en Siberia y que la manta del navajo evoca: extranjeros, ellos serían América, la múltiple figura que no supo Balboa y que Pizarro abandonó a la imaginación de un franciscano. De hueso, no de madera y de noche serían sus dioses ni de la piedra que labran los pueblos de una tierra supuesta, entre la niebla de sus transmigraciones. Eran crueles y antiguos como el Asia; fundarían imperios en la aurora y en México, reinos en Bolivia, fortalezas donde un signo inequívoco mostrara la voluntad de estos dioses: un águila en el aire arrebatando la serpiente, un árbol singular, como un recuerdo de las llanuras heladas y el Mar Blanco, que ya sólo evocaban los viejos moribundos y el Sueño, que es eterno. Alzarían Tenochtitlán, el Cuzco y el enigma silencioso, Tiahuanaco, en la isla de Pascua graves rostros que contemplan todavía su gran marcha; otros, sin embargo, volverían al corazón de las selvas y al olvido, como los muertos al pasado, al país de la cuna y de las tumbas. Mañana, todavía, aún faltaba, nuevos extranjeros alzarían ferrocarriles, calles, edificios, calendarios regidos por el sol y no la luna, venidos de otros Beherings y otras fechas, en nuestras claras ciudades, oh ingenuas tierras, seremos siempre dobles: uno solo y muchos, hombres de ninguna parte.
*Luis Benítez
Envíanos tus poemas
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||