Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 38. Otoño-2014

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Flor de diente de león

Inocencia perdida

La cigarra y el gusano

Perdido amor

Antes que este día acabe

Este corazón mío

Este modo de amar

No te sorprendas

Desde el parque

Paseando por mi infancia

A la feria de Linares

La noche se echó encima

Agosto

Origen

El autor del tiempo habita en nosotros

La vida es comunión

No es fácil encontrar un hogar de amor

FlashForward/ FlashBack


Colaboraciones

Niña


Noticias

Premios de poesía octubre-diciembre 2014


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El autor del tiempo habita en nosotros*


 

Hoy somos lo que mañana no será, y lo que es, al instante dejará de ser;

todo cambia, nada permanece, es como un ir y volver de aquí para allá;

el niño deja de ser niño, pero vuelve a ser niño al atardecer de la vida.

 

Cada cual toma su andar en la procesión,  es cuestión de no dejarse llevar,

necesitamos encontrarnos y reencontrarnos para sentir que aún somos;

un latido que muere con nosotros, pero que se revive y nace en los demás.

 

Es el espíritu el que se queda alentando pensamientos, avivando sueños,

tejiendo abecedarios que nos resucitan, trenzando placenteros versos,

entrelazando sobre las aguas celestes, el cielo que buscamos con pasión.

 

Del cielo desciende la paz, pero también asciende la justicia divina.

Creo que si mirásemos menos a las alturas y más al estrellado manto,

entonaríamos como el poeta, y al abrigo de la luz, la canción del amor.

 

Y es que, cuando un poeta recita de corazón, nos lleva a sus labios,

que son los del alma; y, es el alma, el que sabe despertar en nosotros,

las bellezas olvidadas, las hermosuras disipadas, los dones dilapidados.

 

Hemos de dejarnos sorprender, que la vida es una sorpresa permanente;

sí para comprender es necesario amar, para vivir es preciso concebir

que nuestra existencia es un constante asombro y un continuo descubrirse.

 

Dentro del corazón de cada uno habitan tantos misterios como andares.

Y tantos andares como atajos y tantas arterias como viandantes.

Al fin, por este íntimo orbe, deberíamos intentar ir para llegar a ser cauce.

 

No hay pasaje más vivo, que aquel que se vive sin pensar en sí mismo.

Quien lo ejercitó lo sabe, y entiende que cuando uno vive hacia dentro,

el silencio de la eternidad forma parte de sí, y consigo la alegría de ser.

 

Dejemos, pues, que el tiempo sea el autor de nuestra propia mística.

Eso sí, busquemos la luminaria adecuada para tan sublime momento,

para exponernos al corazón a todos y celebrar la belleza de lo que fuimos.

  

                                                         Víctor Corcoba Herrero, 09 de noviembre de 2013.

 

 

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