Claustro Poético Virtual

El silencio abruma, pesa, hiere, a veces mata. Le asaltaron en pleno día, le robaron a cara descubierta sus sueños e ilusiones con la mayor crueldad y alevosía. Llamó a las puertas de la Justicia y recibió silencio. Escribió a los prohombres de la ciudadanía y recibió silencio. Pidió amparo a la Amistad y recibió silencio. Lloró, suplicó que le devolvieran sus sueños y recibió silencio, silencio, silencio… Un silencio cruel, cómplice, asesino, que le hundía lentamente.

"Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen".

Silencio. Octavio Paz

La silla. Van Gogh.

Es ese silencio que quema el alma, el desprecio al ser humano, el argumento del prebendado, el silencio del que no tiene conciencia, del que sólo es experto en verborrea y teme escribir, del correcto asesino, del lícito ladrón, del que oculta su ignorancia desde su poltrona, del que se sólo tiene por objetivo llenar sus alforjas, trepar y trepar. El silencio que humilla al ser humano.

"Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo".

El silencio. Federico García Lorca

Poco hay que decir cuando la hipocresía vuelve a vencer a la inocencia. Para ellos el silencio es una ausencia de sonido, para el que lo sufre es una bofetada, porque el silencio también comunica de forma explícita, cruel. Nos muestra sus ofensas, que humillan y dejan gritos en el vacío.

"Yo que crecí dentro de un árbol
tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja.

Silencio. Pablo Neruda.

Ellos, impositores del miedo, que creen vivir en los cielos, enajenados de la realidad, actúan cual Cordero de la Apocalipsis queriendo abrir el séptimo sello y extender el silencio, conocerán el día en que les abrirán sus entrañas higiénicos gusanos, y como ladrones de sueños tragarán el cruel silencio que repartieron. La venganza no hay que buscarla, cabalga por la Tierra.

*Juan Antonio López Cordero.

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