Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 19. Invierno-2010

Asociación Cultural Claustro Poético

 

Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

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Reseña a Jorge Guillén a partir de Cántico (1-12-2009) y a Rafael Alberti*


El día 28 de noviembre de 2009, tras buscar en mi biblioteca personal, de forma caótica y angustiada por la falta de tiempo, el poema de Javier Cano que hablaba sobre el manto de la Virgen de Linarejos, cayó improvisadamente en mis manos el libro Cántico de Jorge Guillén, editado por Seix Barral dentro de la colección Obras Maestras de Literatura Contemporánea nº 86.

         Comencé a hojearlo para ver si tenía alguna disposición tipográfica, que a nivel de golpes de vista estilísticos de forma, me desvelase alguna disposición tipográfica y hasta lineal de cada poema, y que por ello hiciesen más inteligibles algunos de los poemas que redacto prácticamente en prosa, todavía sin María Victoria Utrera Torremocha y su obra, y en los que me atrevo a emitir en algunas de sus frases o versos en prosa reproducciones literales de refranes, de posibles dichos populares y hasta plagios que reproducen, a modo de glosa prosaica-poética, los versos más significativos de otros y otras poetas, como los del CAL, y sin olvidar a Almudena Vidorreta Torres o a Elena Medel con letras en cursiva y las tabulaciones o sangrados que introducen artísticamente y tipográficamente la disposición de otros versos más inteligibles.

         En este sentido y cuando escribí mi poema sobre la ira y la cólera en mis poemas, dedicado a Almudena Vidorreta Torres, me alegró sorprendentemente encontrar varios poemas en Jorge Guillén y en su obra Cántico, en los que no omite las letras mayúsculas para nada de nada al principio de cada verso, con o sin puntos finales encabalgados, con o sin puntos y comas y hasta comas encabalgados. Me refiero a poemas como “Paso a la Aurora” que manteniendo las mayúsculas ante la primera palabra de verso, y pareciendo que el poema se expresa con la total libertad del verso libre, lo que mantiene de “verso libre” consiste en expresarse a través de versos que no tienen el mismo número de computo silábico; pero que en el caso de “Paso a la Aurora” algunos de estos versos mantienen rima hasta consonante.

         Otra de las características libres o de expresarse parcialmente a través del verso libre la encontré en el siguiente poema titulado “El durmiente”, que si bien mantiene como digo las mayúsculas a principio de cada verso, a modo de Word actual, todos los versos son heptasílabos con rima libre y agrupados en tercetos, que me recuerdan al primer poema del libro de Rafael Alberti Sobre los ángeles (1927-1928) en cuyo libro además expresa una dedicatoria explícita a Jorge Guillén.

         Jorge Guillén en “El Durmiente”  expresa tercetos seguidos, en heptasílabos. Y expresa algunos tercetos de este poema tabulados o sangrados, conjuntados y desplazados en algunas de sus estrofas conjuntas de tercetos hacia el margen derecho. No es que yo misma pretenda    divagar y divagar; pero con Jorge Guillén me atrevería a definirle un recurso estilístico de forma que yo misma definiría , acaso esbozados ya por otros críticos literarios, como los encabalgamientos de signos de puntuación (coma, punto y coma, y punto con mayúsculas) y encabalgamientos gráficos de los signos de interrogación y/o admiración.

         Los signos de admiración del poema “El Durmiente” encabalgan el verso o no, no según los define A. Quilis, sino que dentro del mismo terceto heptasílabo-tabulado, el signo de admiración se prolonga desplazándose a través de todos los versos de la estrofa; o no lo hace en algunos de sus tercetos tabulados, expresando con total autonomía cada verso consumado en sí mismo con o sin signos de admiración.

         En el poema “El Durmiente” y el último de sus tercetos tabulados o sangrados, Guillén expresa el signo de admiración desde el primer verso hasta el último con un encabalgamiento total que condensa su máxima expresión gráfica, visual y emotivamente lírica, a golpe de vista.

         Lo que si parece claro, hojeando el libro de Rafael Alberti Sobre los ángeles que dedica a Jorge Guillén, es que Rafael Alberti no se expresa al modo que lo hace Guillén, es decir, con los encabalgamientos de signos de puntuación (coma, punto y coma, y punto con mayúsculas).

         Rafael Alberti en los poemas que dedica a Bécquer titulados “tres recuerdos del cielo” , como homenaje a Bécquer, condensa en una única palabra un único verso, desplazada tipográficamente y visualmente esta palabra del resto de los versos para comprender mejor el poema desde su disposición visual, que nos devuelva intuitivamente algo de la poesía visual de nuestros días expresada en estos textos de la Generación del 27, valiéndose casi todos ellos de algo de verso libre todavía normativo y de disposiciones gráficas y topográficas, que además de recuperar intuitivamente los discursos de la poesía visual actual, a los que sabemos algo de métrica y de verso libre, nos permitan hojear y hojear los textos de poesía a golpe de vista, para que ante la falta de tiempo y de tiempo, todavía vaticinemos diversos recursos estilísticos de forma, como percibir algo de asonancias y lo demás, y nos haga leer y releer un poema, dos, tres o cuatro nada más que redunde en la lectura y relectura de qué tema o temas nos habla cada poema, es decir, intentar comprender algo, un poco, lo que la poesía nos dice tan enrevesadamente y tan complejamente, que a la hora de ser recitado cada poema, deberíamos leer y releer en los recitados líricos en voz alta uno, dos, tres o cuatro versos que insistan en el tema o temas de algo que quiera comunicar y trasmitir humanamente cada poeta, siendo la poesía tan poco leída y tan incomprensible, oscilando esta incomprensión desde el absurdo de imágenes o metáforas del verso libre, hasta el absurdo de la métrica más normativa y estricta capaz de recuperar toda la musicalidad necesaria a lo A. Machado, o de hacernos el artificio de la rima no recuperar ninguna musicalidad convirtiendo al poema en un ripio formal y de contenido. Algo habrá que decir siempre si sabemos escribir y leer métricamente hablando; pero algunos conseguirán la musicalidad rítmica de sus palabras sumidos en la más profunda memoria colectiva del ser humano como los versos machadianos y sus manuscritos y a partir de los manuscritos de todos y todas las demás con sus ediciones conjuntas de textos impresos.

         Intentando abordar a Almudena Vidorreta Torres junto a Elena Medel, quise dar testimonio de mis certificados de asistencia culturales todavía silenciados abordando algunos de sus poemas a modo de lo que llamo glosas prosaico-poético-ensayísticas a lo ira y a lo cólera con algunas de sus primeras letras de algunas versos en mayúscula, a lo word y a lo Guillén y sin alineaciones a la derecha a lo word o algo que parezca versos libres en frases acabadas o no,  con o sin entidad gramatical; pero los golpes de vista del texto de Cántico de Guillén y del texto Sobre los Ángeles no solo me devuelven golpes de vista o poesía visual de estos poemas que yo entiendo intuitivamente, sino otros poemas que a modo de macroestructura poemática me hagan plantearme qué puedo decir de poetas que lea a partir de ahora, o de poetas que presencie con motivo de los actos del Centro Andaluz de las Letra en Jaén y sus Letras Capitales.

         Por lo que Rafael Alberti me hacer releer y considerar la macroestructura a la hora de abordar a Gustavo Adolfo Bécquer, es decir, un “prólogo” poético con tres “capítulos” poéticos titulados tres recuerdos, siendo cada capítulo o recuerdo un poema. Pienso que con esta macroestructura literaria le debo mis respetos literarios a Gabriela Mistral, a Sor Juana Inés de la Cruz y hasta Delmira Agostini en versión modernista, etc.

         Internet y me parece que el wikipedia que me habla de Jorge Guillén me decía que el libro de Guillén titulado Homenaje estaba compuesto en parte a base de retratos y de poemas dialogados como piezas dramáticas; pero al sacar de la biblioteca el libro Homenaje de Guillén, visualizando a modo intuitivo de lo que yo considero para mi misma que son golpes de vista o poesía visual de esa época editorial, me encuentro que otras de las macroestructuras para abordar las lecturas de los otros poetas o escritores, no son mis glosas prosaico-poéticas-ensayísticas a lo Vidorreta, o un prólogo poético con sus capítulos poéticos, ahora y en este caso,  la obra de Guillén, en la búsqueda de sus retratos y piezas teatrales, todavía poemáticas, es un auténtico “homenaje” macroestructural para abordar a un montón o diversos autores y autoras, pues Guillén se expresa con “los al margen...”, “las atenciones...”, y “las variaciones...”, que todavía no comprendo para nada por que no las he leído ninguna, y que por mi falta de tiempo ya quiero decir algo sobre Javier Sádaba y su Diccionario de ética en el poema sobre mi ira y mi cólera y a partir de Almudena Vidorreta Torres.

         No tengo tiempo de nada de nada; pero presentando todavía mis respetos a Elena Medel, a Ignacio Escuín, a Eduardo García, a Juan Cobos Wilkins, a Pere Rovira, a Joan Margarit, todavía hoy día dieciséis de diciembre del año dos mil nueve y con motivo de que Luis García Montero nos va  a hablar de Rafael Alberti, y de lo que pretendo hacer con el libro de Isabel Paraíso y los demás poetas si me dejan, todavía respetando a Rafael Alberti y a su texto Sobre los Ángeles, algo se podría hacer para dar testimonio de uno o una, o dos autores o autoras sobre un prólogo poético, cuyos capítulos no se titulen “recuerdos” y todavía puedan presentar diversos recursos del verso libre, en esencia hasta normativo y variado, con disposiciones gráficas, tabulados, etc. o sin ellas, con recursos de la poesía visual tan actual y por conocer si acaso el photoshop, con asonancias dispersas o con rimas consonantes dispersas, etc.

         Mi sorpresa a la hora de abordar a golpe de vista o poesía visual como yo digo a Jorge Guillén fue descubrir en su libro Homenaje un único poema que yo he detectado únicamente a modo de “retrato” que me hace reconsiderar en la macroestructura de abordar retratísticamente hablando no solo los retratos de los poetas a modo de poesía infantil como hace Carmen Gil con las melenas blancas de Alberti, en su www.poemitas.com, y demás retratos de Rafael Alfaro hasta releyéndolos respetuosamente como “reseñas redundantes de versos totalmente libres o algo todavía parecido a un poema en prosa, todavía por conocer su normativa”,  sino que a partir del retrato de Guillén en su libro Homenaje, y de los golpes de vista de la poesía visual de esa época y de mi formación métrica, el retrato de Guillén a un cuadro de Berruguete, en su libro Homenaje,  me devuelve una macroestructura totalmente respetuosa para los retratos de poetas, hasta de forma infantil, es decir hasta abordar retratos de las obras de arte como cuadros o esculturas, etc., que tanto reivindico con sus ilustraciones o las ilustraciones de otros,  para salvar al libro impreso de la era digital junto a los manuscritos de los autores, en versión de estrofas de tetrasílabos y de estrofas de tetrasílabos, con una única estrofa de lo quebrado, es decir una única estrofa de octosílabos, valga la redundancia de su unicidad.  Y es que de esta manera, es decir, con versos métricos de pocas palabras  a lo berruguete y a lo guillén, nunca llegué a imaginar que se podría retratar tanto métricamente en palabras de versos tetrasílabos, de cinco sílabas, de seis sílabas, de siete sílabas, de ocho sílabas y tan solo una única estrofa del tope de los versos de arte mayor con sus quebrados, que nos haga recuperar nunca mejor dicho un retrato en tan pocas palabras, en versos tan esquemáticos, tan concisos, tan descriptivos y hasta tan ingenuos para retratos de poesía infantil dedicados a los poetas y escritores o a las obras de arte que nos hagan partícipes de los circuitos literarios infantiles del Centro Andaluz de las Letras, etc.

         Todavía tengo el testimonio en mi pendrive y a través del Museo Arqueológico de Linares del libro que escribió Luis García Montero sobre Rafael Alberti; pero asistiendo hoy a la charla de Luis García me voy a callar toda esta reseña y si me convoca el Centro Andaluz de la Letras con motivo del año del Alberti o me toca hablar todavía de Alberti a través de Isabel Paraíso en mis voluntariados poéticos, si me los aceptan, todavía reflexionando a modo de spam y dedicado a la memoria de Luis García Montero y de Isabel Paraíso, me queda mucho por reconsiderar que algo debo de decir y debo de dedicar a la memoria sobre Luis García Montero y sobre Rafael Alberti, es decir  sobre le expurgo no definitivo y los libros organizados del depósito del Museo Arqueológico de Linares, cuyas etiquetas no me corto ni un pelo debo seriamente a Gracia Gallego Molina que midió milimétricamente la regla de word para ajustar la signatura topográfica a los libros del depósito todavía sin expurgar definitivamente en el Museo de Linares  y tan preciosos en el depósito con horas y horas  de trabajo, tan preciosos con sus etiquetas impresas y leyendo cuando podía a Luis García Montero y a Rafael Alberti.

         En Jaén a 16 de diciembre de 2009.

                   Saludos de ambos.

                     *Encarnación Sánchez Arenas

  

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