CLAUSTRO POÉTICO, NÚM. 0.
ASOCIACIÓN
CULTURAL CLAUSTRO POÉTICO / PARROQUIA DE LA MERCED. JAÉN, ENERO-ABRIL 1995
Redacción: |
Francisco Javier Cano Expósito. |
Felipe Molina Verdejo. |
José Ramírez López. |
Juan Carlos García-Ojeda Lombardo. |
Miguel Maestre Muñoz. |
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Colaboran en este número: |
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Segundo
Gutiérrez I – II - III |
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Dibujos: |
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Bartolomé Castro. |
María Dolores Florencio. |
Segundo Gutiérrez. |
|
Maquetación
e Impresión:
Imprenta Electrónica
"A Demanda"
(953) 26-12-06. Jaén.
Edita:
Parroquia de la Merced.
C/, Merced Alta, 13.
Jaén.
Depósito
Legal:
J-120-1.995.
PRESENTACIÓN
"Supere
a nuestro mundo en caos
el
orden de nuestra palabra
firme
para que se nos abra
la
hora a más luz. Expresaos".
(J.
Guillén. HACIA LA POESÍA)
Surge esta revista con la ilusión y el deseo
de ofrecer un espacio poético propio a aquellos que en tiempos tan prosaicos
aún mantienen y viven en esa fe que es ansia de una comunicación más humana,
más cordial.
Con este Claustro Poético, dedicado como su
nombre indica, a la difusión de poesía y prosa poética, pretendemos no sólo
rellenar un vacío en el panorama cultural de nuestra provincia, como
habitualmente se dice en estos casos y aun constatando que éste ha existido.
Nuestro ánimo va más allá: nunca es suficiente, ni puede considerarse
definitivo cualquier intento de establecer a través del verbo una relación más
plena, de dar a las palabras la vida y el aliento que nunca debieron perder.
No hay un futuro que merezca la pena sin
poetas que se arrebaten, que sientan, que denuncien o se recreen gozosamente
con el juego de las palabras... Pero todo esto necesita de la colaboración
cómplice de quienes como tú lector, aún mantienen la llama de la curiosidad y
el afecto por el valor del nombre encarnado, pleno, vivo, interior.
Queremos colaborar así, con esta publicación
cuatrimestral, a avivar esa llama que el huracán de tanto pragmatismo, tanta
superficialidad y tanto gesto desencajado, que tanto griterio huero, pretende
apagar. Y queremos hacerlo con esa gratuidad con que se dona la poesía, con ese
desapego que preside la verdadera actividad creadora, sin otra pretensión que
la expresión fiel a las consideraciones de la propia conciencia.
Desde estas páginas modestas y dignas, sin
alharacas, sin estridencias, pero con la firmeza que da el convencimiento de
estar empeñado en una tarea que es necesaria y refuerza el desarrollo de las
mejores capacidades del hombre, deseamos llevar al conocimiento de nuestros
lectores el resultado del esfuerzo de todos aquellos que desde esta tierra
nuestra, tan aislada, tan olvidada en tantos aspectos, se empeñan sin desánimo
en el cultivo de la poesía.
En su modestia y en su inmensa
disponibilidad, estas páginas desean convertirse en un cauce por el que circule
sin obstáculos un río de palabras, la obra "detenida" de todos
aquellos que no han encontrado un canal para la manifestación pública del fruto
de su actividad poética. Así hacemos evidente y aglutinamos parte de ese
continuo y laborioso fluir de esfuerzos poéticos que no siempre obtienen el
grado de reconocimiento necesario.
En esa labor, no es menor el interés por
desbrozar el camino a quienes desean romper su silencio apoyados en la
complicidad fraterna de quienes ya son titulares de una obra respetable y responden
de una trayectoria ya reconocida. A estos últimos corresponde alentar y animar
los esfuerzos de quienes desean sumar su potencial a una tarea que es de todos
aquellos que consideramos que, aún en su gratuidad, la poesía es imprescindible
como el aire que respiramos.
Y para los más jóvenes, para aquellos que se
inician en la dura tarea de la adquisición de un verbo de resonancias propias
al tiempo que se inician en la vida, queremos ofertar las páginas del Taller de
Poesía, para que en ellas ensayen su voz y a través de ellas la lleven a
quienes la quieran acoger hasta conseguir, en esa relación de amor,
contemplación y complicidad de secretos compartidos en que consisten la
comunicación poética, el tono y la rotundidad del poeta que madura y se hace
día a día, en mágica y amorosa relación con su entorno.
Expresamos desde aquí el más ferviente deseo
de que nuestra publicación sea recibida con la misma cálida actitud que
nosotros, solícitamente, le hemos procurado en su alumbramiento.
PONIENDO
EL NACIMIENTO
He
puesto sobre el musgo un portalico,
he
abovedado un cielo en cartulina,
y en
Jordán de cristal, nevando harina,
he
bautizado en luz a un pastorcico.
En
el Portal, un Niño, Niñochico,
Niñodios, Niñocielo, de divina
sonrisa; y una Virgen que se inclina,
para
cantarle, quedo, un Villancico.
Una
mula y un buey. Y la figura
de
José, el carpintero, mansamente
erguido... Los contemplo, y de repente
El alma
se me llena de ternura.
¡Y
todo mi soneto se me llena
de
este gozo infantil de Nochebuena!
SI
MI VIDA ERES TÚ
Si
te tengo sólo a ti,
el azul es más
intenso,
límpido espejo la mar
de tan inmenso cielo.
Si de ti sólo me fío,
siempre piso firme
aun
cuando sin nada de
nada
sobre profundas aguas
voy
a tu corazón rendido.
Si mi vida eres Tú,
qué feliz paraíso,
sonrisa de palomas,
canción de olivos.
MI
NIÑO JESÚS
Cubierto de telarañas
te encontré en una
alacena
de trastos y polvo
llena,
escondrijo de
alimañas.
¿Cómo puede haber
entrañas
que así lo hicieran
contigo? ...
Vente mi Jesús
conmigo
porque nadie según
veo
quiere llevarte
consigo
porque dicen que eres
feo.
Lo estoy viendo y no
lo creo
y hasta me da repelús
descomedimiento
tanto;
pensar y decir ¡Dios
santo
que es feo un Niño
Jesús! ...
¿Cómo puede haber quien
diga
semejante desatino?
¿feo tú, niño divino?
...
A quien tal piense le
instiga
la ignorancia o
Belcebú:
es un hijo de Esaú
que ignora lo que es
cariño;
no entiende lo que es
un niño
ni sabe quién eres
Tú.
Vente a mi celda
conmigo
porque en ella
encontrarás
no sólo techo y
abrigo
y calor, sino demás
un amigo tan amigo
que sólo aspira a
tenerte
en la vida y en la
muerte
consigo, siempre
consigo
¡Vente mi Jesús
conmigo!
(12 Junio 1.982)
HERMANO
GRILLO
La
noche camina por mis venas
y el cri-cri de los grillos
llena mi soledad y me acompaña.
Las estrellas clavan en mis ojos
sus dardos de afilados silencios,
pero nada me dice su grandeza,
más me emociona la pequeñez del grillo
porque tiene vida como yo
y palpita su corazón enamorado cerca de la tierra
de la que los dos somos materia
por donde caminamos. Amo a los grillos
porque me cuentan algo de su historia,
me comunican algo de su inquietud
noctámbula, algo de su esperanza
Canta el grillo y su canción tiene mensaje,
llena la noche de sonidos
para que nadie confunda el silencio con la muerte.
Yo sé, hermano grillo, que la tierra
acunará tus sueños invernales
y que en la esquina del sol volveremos a vernos
junto al pequeño murmullo de la hierba
y el loco rebullir de las hormigas.
Te espero en primavera, hermano grillo,
necesito tu voz para curar mi tedio,
porque cansado estoy de escuchar
los gritos metálicos del mundo,
las palabras que todo lo confunden.
Mas, mientras vienes, miraré las estrellas,
soportaré sus sonrisa de calavera sin labios
su enormes pupilas sin sentido
que en otoño relucen más que nunca
en el escaparate azul y negro de la noche.
Jaén,
Al final del verano 1.990
MANOS ABIERTAS
¡Hay
un largo retrato de farándula
en
las calles,
y,
en las aceras,
trémulas manos abiertas!
Manos que esperan limosna
y
una mirada desierta...
¡Hay pinos engalanados
y
ruidosas plazoletas,
y,
entre los pasos,
gélidas manos abiertas!
Manos que tienen por fondo
lo
pálido de la hoguera.
¿Hay manos y corazones
en
las callejas,
manos que duermen desnudas
con las estrellas!
Manos abiertas...
Francisco Javier Cano
Expósito
CONMIGO
He
aprendido a vivir conmigo mismo.
Conmigo vengo y voy. Conmigo creo
y,
así, conmigo lucho: soy el reo
que ocupa la prisión de mi egoísmo.
Conmigo, en permanente anacronismo
me
enfrento, en enigmático careo.
Conmigo salgo siempre de paseo
y
encuentro en una flor mi catecismo.
Conmigo sigo en busca de la Nada
y
del Todo. Conmigo soy sincero,
y
estoy conmigo cada madrugada.
Conmigo he convivido, y sólo quiero
llegar conmigo al fin de esta jornada
cuando me diga el mar su adiós postrero.
Francisco Javier
Cano Expósito
NACER
A
José Villar Casanova.
El
alma, a veces, puebla la mirada
de
pálidos silencios. ¿No has sentido
los ecos de un susurro detenido
en la profundidad de la alborada?
Si
miras hacia atrás, una llamada
reclama tu atención y, malherido,
comprendes que, viviendo, estás dormido.
¡Nacer es olvidar que somos nada!
Se
va el instante pleno, como un río,
dejándonos, tan sólo, lo sombrío
de
hallarnos frente al fin irremediable.
Y
el sueño te devuelve, solitario,
al
sórdido rugido rutinario
de ver
pasar el tiempo inalcanzable.
Francisco Javier Cano Expósito
Dedicado a un gran amigo
y gran músico, en su recuerdo.
Hay
un yerto rumor de violonchelo
en los lirios sin lunas de tus
cejas,
y un estanque que nace de las
quejas
de pianos y violas en el cielo.
¡Amigo! Corazón de terciopelo
sonámbulo de amor bajo las tejas,
manos de nieve en guitarras
viejas,
agonía de un bordón sobre el
hielo.
Arpegios en amaneceres rojos;
ocasos tristes de tus verdes
venas,
corales en el añil de tus labios,
¿Donde, fueron aquellos dedos
sabios?
¿Dónde el plectro desbocando
penas?
¿Dónde el vuelo eviterno de tus
ojos?
SÓLO EL AMOR VENCE A LA MUERTE
A
Arturo.
Elegía
Un
llanto de violonchelo
baja por tus sienes yertas,
lirios ya vienen cantando
por el azul de tus venas.
La noche ponía espinas
y lagrimillas de estrellas
dibujaron en tus ojos
siete perlas de tristeza;
una guitarra me dijo
con la voz muy lastimera
que vio a tus manos volando
arpegiando entre la niebla;
y la trompeta del sueño
con un raudal de corcheas
se desgranaba en la noche
sobre el altar de la pena.
¡Oh, amigo del silencio,
qué guitarra más desierta,
qué llagas en sus entrañas,
qué son doliente en sus cuerdas;
qué aullido de los bordones,
qué estampida de maderas,
qué grito de los oboes,
qué gemido de cornetas,
qué bramido de pianos,
qué agonía de vihuelas,
qué rellorar de tambores,
ya las lágrimas me anegan!
Qué notas de nieve roja,
qué claveles en tus venas,
qué potros fueron tus manos
desbocadas en las cuerdas;
qué rayo de rabia puso
la muerte en la tarde aquella,
y qué trémolos de estanque
la flor de tu calavera.
MELANCOLÍA
¿Dónde
nace la tristeza?
¿dónde vive la esperanza?
¿dónde el caudal de la pena
borda el llano de las almas?
¿Dónde el raudal de los ojos
brama sobre la montaña?
¿Cuándo la nieve perpetua
se nos fija en la mirada?
¿Y dónde nacen las sombras?
Se me hiela la garganta
al ver los besos de
fuego
en su perpetua morada.
¿Dónde el manto de la luna
se besa con la mañana?
Abrazos errantes doy
a la tierra que me llama.
Mis huesos será camino
sobre una alfombra de grama,
y mis lágrimas, arroyos
desembocando en el alba;
mis manos serán la piedra
donde posará temprana
la aurora sus ojos tristes
de madreselva encantada
mi boca será simiente
abierta como una llaga
en la guitarra del
sueño,
en el soñar de las llamas;
y cuando las flores toquen
a los aires su sonata,
mi voz será ya un suspiro
de la garganta sagrada.
VIRGEN
DE LA LECHE
La Virgen amamanta al Niño; lo mira
amorosamente,
con el alma le habla, y piensa...
Lo
ponías en tu pecho,
acariciabas su sien;
él bebía entre
azucenas,
tú lo besabas
después.
Entre tus brazos
dormido,
prodigio de placidez.
¡Qué columpio de
colores
meciéndose en tu
vaivén!
Redondas gotas de
escarcha
soñaba el amanecer;
eran pétalos de nieve
los efluvios de tu
piel.
Al arrimo de tu pecho
nada había que temer:
la madre, puerto seguro;
el niño, blanco
bajel.
No se oyó jardín tan
bello,
que nunca se vio tal
edén:
por los campos
regalados,
entre trigos, un
clavel.
El clavel brotó en su
tallo,
se irguió en gallardo
ciprés;
la luna le plateaba,
el sol se puso a sus
pies.
El mundo, tan sordo y
mudo,
creció malo, se hizo
cruel.
¡Ay! ¿Qué fue de
aquella rosa,
y de aquel nardo qué
fue?
Lo apretabas en tu
pecho,
lo querías esconder
de las conjuras del
hielo,
de las tormentas de
hiel.
Con qué ternura de
madre,
con qué calor de
mujer,
qué arrebatadoramente
le brindabas tu
querer.
Eran dos ríos
redondos,
dos nidos de leche y
miel;
la mañana rezumaba
un rocío rosicler.
El niño se amamantaba,
Dios ponía su boca en
él;
deshojaba, beso a
beso,
los racimos del
placer.
Cifra y dicha se han
cumplido:
hoy, mañana y ayer;
la eternidad en el
tiempo;
y el tiempo empezaba
a ser.
Cómo se gozaba el
Padre
mirando al Verbo
beber;
sus ojos, astros
azules,
desorbitados de ver.
Dios mismos se
sonreía
-sonajas de cascabel-
y cuando el niño
lloraba,
lloraba el Señor
también.
Todo un Dios ¡Qué
maravilla!
pidiéndote de comer.
Mujer que a Dios da
su pecho
¿qué no habrá de
darte Él?
Ante misterio tan
alto,
frente a tanta
sencillez,
Dios entero era un
infante;
enmudecían los Tres.
Mientras el niño
libaba
de tu pecho cañamiel,
aprendía la Palabra:
"Venga
a mí quien tenga sed".
Fuiste la sabia
ambrosía
que alimentara su
sed.
"Esta es carne
de la vida
que por el mundo
daré".
Fue tu corazón la
escuela,
las tablas de su
taller.
Al latido de tu pecho
¿qué no se puede aprender?
Tan cerca dos
corazones,
ambos vibrando a la
vez.
Dios es un niño que
llora,
y la humanidad,
mujer.
La madre le dio su
pecho,
el niño empezó a
beber;
sintió el sabor de
ser hombre
en la raíz de su sed.
Comenzó a decir tu
nombre:
María de Nazaret;
aprendió a mirar tus
ojos,
y tú a contemplarte
en él.
AL CHOPO DE LA ALAMEDA
(Los diferencio tan poco
que donde escribo "álamo"
léase "chopo")
Mira
ese chopo de la alameda.
Amarrado a la tierra por raíces
que le sostienen y alimentan.
¡Cómo sube la savia por el tronco
en libertad secreta!
Mira ese álamo de la chopera,
obediente a la brisa, que menea sus hojas
abanicando estrellas.
¡Qué limpio movimiento
de libertad despierta!
Mira ese chopo de la alameda.
Sumiso al sol; alargando a él sus ramas,
manos de ciego de luz sedientas.
¡Qué grito de alegría
con libertad de fiesta!
Mirar otra vez el álamo de la chopera.
Ahogado en el oxígeno
que sus hojas verdea.
¡Qué borrachera
de libertad completa!
Mirad, Consuelo, Adolfo,
contemplad ese chopo
de vuestra chopera.
LA
CARTA DE INVIERNO
Fantasía
bendita de los niños
del preciado firmamento, ama,
entre sabias cenizas azules
que busca el viejo de barba blanca
de raudo vuelo en la noche
de la nieve inmaculada.
Amor y egoísmo sano
y virtud y esperanza;
a la tierra viene otro milagro
desde el olvidado mundo de la magia.
Tabaleados los corazones nocturnos
en el sueño de la belleza,
-con el beso del querubín y el duende-
vigilado por el hada amorosa
esperan el rincón preñado
de esplendoroso fruto de la alborada,
compendio de la semilla que desparramaron
de cada oración pausada,
en cada gesto generoso.
¡Queda la infantil alma tan pura...,
y el santo egoísmo tan
repleto...!
Después vendrá la voz tirana
y el tiempo querrá parpadear
la luz de una carta pequeña
que anhela perderse entre los fríos
de un cristal de luna roja.
Mas el corazón rompe los silencios
y le ceniza de nuevo ahí está,
como un legado que transciende
y hace la carta atemporal.
Juan Carlos
García-Ojeda Lombardo
MI
HIJA
El
candil oscila de nuevo
y el sendero se hace nítido y claro.
La madre alumbra con candor y paciencia
los cañaverales que lo rodean.
Tus ojos viven en la bondad
y recreas su alma con tu llanto.
Eres como ella, pequeña y delicada
esencia de perfumes lejanos
que sólo se perciben en el crepúsculo
de la mágica aurora del norte.
Eres mi hija, de mi arrullo y mi poema.
La boca se llena con tu nombre.
¡Tantos dulces recuerdos evocas!
Mercedes de mi música silente
apréndete su semblanza
que impregnada llevar el amor
en esa triste garganta
cuando la dulce canción de cuna
musita en el ventanal,
y la lluvia llora en la cristalera
y el silencio y la hamaca os aguardan.
Juan Carlos
García-Ojeda Lombardo
LA
LUZ DE ORIENTE
La
luz vino de Oriente,
como estela púrpura
en el cielo
tras la conjunción
astral
y la voz de un
amoroso presagio.
Privilegio y bula
eterna
para quien con sus
ojos vio
tanta luz azul y
bella
y ensilló al alma
del desierto
en pos de una austera
cueva.
-Paréntesis de paz.
¡Ya calla el duelo!-
Sació el poeta la
estrofa virginal
y puso la vista en el
cielo;
la estrella lloraba
oro, incienso y mirra
como el albor en la
noche del tiempo.
Nadie imaginó la
dicha
de la rodilla sobre
el heno
y mientras, el fulgor
soñaba en las dunas
de amarillento tono
viejo.
En los besos cayó la
lágrima
de la figura pobre de
barro
y la ilusión bendita
arraigó en el corazón
virtuoso
evocando la luz de
Oriente,
-sabio silencio
apartado
en la eterna quietud
invernal-.
Juan Carlos García-Ojeda Lombardo
LA
PAZ
Es
una paloma que en el cielo
y que en su divino vuelo está,
en el sentir de todos los corazones
que le desean con fe y sinceridad.
Es todo un divino manantial
y que a todo humano mantiene,
cuando con tu abundancia viene
haciendo a la miseria marchar.
Y como un gozar soberano
maná de gran anhelo y cariño,
hace sonreír a cada niño
contentando a todo anciano.
Es todo un verso bien cantado
con un sonido de dulce melodía
que nos va inundando de amor
con toda su dulzura y simpatía.
Es el vivir en el mundo tranquilo
sin perturbación de ninguna molestia,
sintiéndonos todos como hermanos
y no cerrándonos la puerta.
Y cuando se para de estar volando
en el corazón de cada humano se adentra
y llenándonos de fe, sinceridad y amor
nos hace feliz con todo su esplendor.
¡ES
NAVIDAD!
Son
días de felicidad,
es tiempo de ilusión,
días de esperanzas
nuevas.
¡Ha nacido nuestro
Dios!
En el Portal,
María,
José y el Niño,
la mula y el buey.
Todos vamos alegres,
Reyes, pastores,
¡Nosotros!
a adorar a nuestro
Rey.
Y le adoramos,
y le contamos alegres
canciones,
y le pedimos que
mande
amor a nuestro
corazones.
Que nos traiga la
alegría,
y que nos traiga la
Paz,
es tiempo de
compartir,
¡Es nuestra Navidad!
MI
MADRE, MI NIÑO
Brilla
una estrella en el cielo,
que anuncia la alegría,
que ha nacido el Niño Dios
de nuestra Madre María.
Suena música en la tierra
y trompetas en el cielo,
y hoy puedo decirte
¡Niño mío, cuánto te quiero!
Hoy me postro ante Tí
con humilde corazón
y te ofrezco mis tesoros,
sufrimiento, trabajo y amor.
Y hoy mi Niño bonito,
te pido algo especial,
haz que nos queramos todos,
¡Haz que tengamos Paz!
EL
DESPERTAR
San
José mira la cara
de su hijo dormidito
y María se sonríe
de verle acurrucadito.
Y llegan pastores tocando
zambombas y panderetas
y canta un coro de Ángeles
¡Ha venido Jesús a la tierra!
Y luego llegan los reyes
y gentes de todo el mundo
y se despierta el Niño, y sonríe,
de verlos a todos juntos.
EL
ESCULTOR:
BUSCANDO
AL "HOMBRE NUEVO"
Estoy
labrando, en mágico relevo,
un ser que lleve estrellas en su frente;
un ser que, con astillas en la mente,
mantenga
el corazón ardiendo y nuevo.
Me mira la madera, y me estremece
con acentos de gozo y de ternura:
¿Cómo será mañana mi andadura?;
la faz de ese Hombre Nuevo me
enloquece.
Es la Buena Noticia la que llega
al alba, al mediodía y al ocaso,
al instante del triunfo o del
fracaso,
al amor de la siembra o de la
siega.
Envuelto en ella voy, Jesús
amigo:
sé que, esculpiendo seres a
destajo,
lanzando a todo viento mi
trabajo,
alguna vez me encontraré contigo.
VILLANCICO DEL
NIÑO DIOS A SU MAMÁ:
Doce
estrellas y la luna
te di, Coronan mi Pascua.
Qué noche de nieve en ascua
mecerá, Madre, mi cuna.
Como tu plata, ninguna.
Haces luz de oscuridad,
de temblor, serenidad.
Me robaste lo más rico.
Casa, fuego y VILLANCICO
tendré para Navidad.
VILLANCICO
DEL CARTERO
Carta
de carne y cristal,
de turrones y de fuego,
resume en sí un ideal,
llévala, cartero, luego,
al Portal.
Tu andar es ascua
de prisa audaz,
es gozo y paz
de nuestra Pascua.
En cada "Crisma"
en cada escrito,
alzas en grito
tu vida misma.
Lanza y mantén
todo tu empeño;
será también
verdad de un sueño
para Belén.
Si las manos se te hielan,
no le des calma al afán;
cartas que vienen y van
son regocijos que vuelan;
volverán hechos sonrisa despierta.
Vendrá la nieva en derroche,
vendrá de gala la noche
a dar gracias a tu puerta.
Guía de gozo y dolor;
de añoranzas y de prisas,
porta todas las sonrisas
al Señor.
Al acercarte a Belén
muéstrale al Niño las señas.
Si, en decírselas te empeñas
-aunque Él bien sepa de quién-
de esas letras tan pequeñas
hará estrellas de su Edén.
Irá la carta al destino,
transida en llama de Dios;
pues, te encontró en el camino,
hemos ganado los dos
lo divino.
Esa Señora que ves,
Reina de agosto y de enero,
La Vírgen más Madre es,
estrella de flor y mies.
Junto a esa casta Madre,
en el más azul regazo,
Cristo, enviado del Padre,
-ojos, bajido y abrazo-
te quiere llevar del brazo
por este humilde sendero:
juntos marcharéis los dos
a llevar cartas, cartero,
de los hombres a su Dios.
Segundo Gutiérrez
ORACIÓN
Hazme,
Señor, discípulo en camino,
profeta del amor limpio y sencillo,
noble, obediente y lúcido chiquillo,
entusiasta de tu quehacer divino.
Y júntame,
Señor, a tu destino.
Y
hazme alegre al igual que un pajarillo,
y
humilde como mata de tomillo;
dame a beber la sangre de tu vino.
En
el cayado-cruz medio apoyado
cual nómada en la Fe avanzo poco
a
poco caminando enamorado.
Y
vuélveme de amor del todo loco,
gritando sin sentido, medio ahogado:
Amigo de camino, claro foco.
0'7
Como
ángeles nuevos, ellos y ellas
preciosos, con las caras sonrojadas
por el sol del mediodía, cantan.
Ángeles nuevos, jóvenes, bellos,
rebeldes, insumisos al Padre,
claman por los eternos olvidados.
Con los ojos y las caras
iluminadas, llenos de inocente pureza,
miran
con grandes ojos, sonríen,
y,
gritan a los ausentes, a los impávidos
curiosos detenidos, helados, proyectos
perdidos acomodados del paraíso.
Ángeles nuevos, a través de sus sonrisas,
bellas, como el despertador de la aurora,
la
sombra oscura de su caída, apenas nuevos,
se
revelan contra el Padre, cantando,
riendo, contrastando sus bellos cuerpos,
con los horrores creados.
CREER,
ESPERAR, AMAR
-1-
¡Qué
triste debe ser andar a oscuras,
ciego, torpe, burlado, confundido,
sin
norte ni cayado al que ir asido
en
tamaña fatiga de andaduras.!
Dichoso el que desgarra veladuras
de
la ufana razón y del sentido,
y
endereza los pasos socorrido
de
luces, por divinas, más seguras.
Anduve yo, Señor, muy desdichado
sin
verte, cuando cerca te tenía,
pues sólo con crear te me han mostrado.
Y
es tan gozoso andar por esta vía,
que, aunque te sé muy cierto y revelado,
si no fueras verdad, te inventaría.
-2-
El
pabilo, Señor, que con tu aliento
prendiste en cirio de tan poca cera,
llama quiere lucir más duradera
que
la de este menguado lucimiento.
Si
es chispa que ha de sí conocimiento,
si fulgor que se sabe de tu hoguera,
¿habrá de sujetarse a ley severa
de
ser, a un tiempo, luz y apagamiento?
Derrámese la cera derretida
en
este vano arder, que, descarnada,
ya
mostrará su lumbre la torcida.
Y a
mejor candelero levantada,
brillará con la luz esclarecida
en el ato
claror de tu morada.
-3-
Tarde he llegado a la amorosa cita,
tarde cedió a sus voces mi sordera,
tarde he dejado de buscar afuera
al que
dentro de mí me solicita.
A
cada puerta en que placer habita,
acerquéme a llamar, por si la abriera
amor enamorado que pudiera
apagarme esta sed que tanto acuita.
Y
en ninguna lo hallé. Por eso llego,
aunque tarde, mi Dios, a este postigo
de
mi guardilla, en busca de sosiego.
En
ella estás, y para estar contigo,
de
antiguas aficiones me despego.
¡Que negarse a tu amor fuera castigo!
ETERNO
ESPERAR
He vivido
tensas horas.
Sangrantes saetas atravesaron mi corazón.
Su
almenada fortaleza
se
mantuvo hasta el último instante
intacta, impertérrita, amable,
serena... casi divina.
No
así la mía que, inflamada
de
dolor, de vacío,
de
eterno esperar...
sucumbió ante lo imposible.
Me
queda ese recuerdo
empapado de su aliento,
de
su aura positiva
vertida al viento.
El
halo de misteriosa bondad
rodeó su hastiado corazón herido
y una
paloma surgió
entre su pecho;
y
entregó generosamente su vida
sin
el más mínimo quejar.
¡Atrás quedó tu obra, Padre!
atrás tu anhelado tesón,
mas
siempre estarás presente
en
mi caminar,
hirviendo en mi corazón,
ungido de tu ser
y
amando sin cesar.
LA LUZ
BRILLÓ EN LAS TINIEBLAS
Noche
de oscuridad y de tristeza,
el hombre vive en la
desesperanza,
felicidad que sueña y que no
alcanza,
triste mendigo anclado en su
pobreza.
Amanecer que en la tiniebla
empieza,
la primavera que brilla en
esperanza,
la tempestad que cambia en la
bonanza,
se hace el desierto oasis de
belleza.
Ángel que anuncia dicha a los
pastores;
nació en Belén el Niño prometido,
la Virgen Madre un Hijo os ha
parido,
Rey y Señor de todos los señores,
es medicina de todos los dolores
y la alegría del mundo
entristecido.
NACIMIENTO
DE JESÚS
Muere
la tarde en Judea
y la Virgen
embarazada
en la burra va
montada
hacia la pequeña
aldea.
Al no encontrar
posada,
buscan refugio en la
cueva,
donde sucede la Nueva
tan largamente
esperada.
Y como el rayo de sol
que pasa por los
cristales,
entre
cantos celestiales
nace de noche el
Señor.
Nace pobre el que es
más rico
y pequeño el que es
más grande,
sin que nadie le
acompañe,
fuera del buey y el
borrico.
Mas los ángeles
cantores,
en aquella cercanía,
con su dulce melodía
dan la nueva a los
pastores.
Y con paso presuroso
recorren pronto el
camino
donde, portento
divino,
nace el Niño más
hermoso.
Y sus regalos le
llevan
al Niño-Dios que ha
nacido
y que en pesebre
dormido
vive dentro de una
cueva.
Se admiran José y
María
ante tanta maravilla;
para gente tan
sencilla
es muy hermoso aquel
día.
"Y
EL VERBO SE HIZO HOMBRE"
La
noche tiende su manto
de oscuridad y silencio
sobre las pequeñas casas
del adormecido pueblo;
canta un gallo a medianoche,
con tristeza ladra un perro,
parpadean las estrellas,
luna brillante de acero
cubre las cosas de blanco
como sudario de muerto.
Todo ignora que en la cueva
se realice el gran misterio:
El Dios grande se hace hombre
y se muestra muy pequeño,
un Niño recién nacido
y recostado en el heno.
Callan José y María
y lo miran sonriendo,
rebosante el corazón
de amor y agradecimiento.
Y aunque se calle la noche,
lo grita muy fuerte el cielo:
"Gloria a Dios en las alturas
y paz para el hombre bueno".
Los pastores se despiertan
con los ojos soñolientos
y escuchan muy admirados
y que dice el mensajero:
os ha nacido en Belén
el Mesías verdadero.
Ellos corren presurosos
y, adorándole en silencio,
lo reconocen ser Dios
y así lo dicen en el pueblo.
Acércate tú despacio
y toma al Niño pequeño
con ternura en tu brazos,
ponlo ya junto a tu pecho
y cúbrelo cariñoso
con muchos miles de besos;
Él desea que así lo quieras
sin más temores ni miedos,
pues se hizo el Dios cercano
y así siempre lo tendremos,
queriéndonos como nadie
y esperando que lo amemos,
que amemos a todos los hombres
porque son hermanos nuestros.
Y Dios se nos hizo Hombre
cuando se abrieron los cielos.
LOS
POETAS
Jamás.
Ni un solo pueblo nunca
dejó entre sus gentes
de tener su poeta,
lo mismo un tonto bueno
o un anciano rondando casi el siglo.
Porque un poeta es eso,
la extraña coincidencia que ama el verso;
no importa aquí la rima y la medida,
tampoco el ismo fiel en qué encuadrarlo,
ni la generación en qué vestirlo;
aquí lo que interesa más que escribe
es lo que piensa y dice y lo que hace;
que poeta no es sólo
quien compone un poema y lo recita,
sino aquel que decide
que el mundo es mejorable
y se dispone a hacerlo
aun sabiendo que van a fusilarlo.
Taller de poesía
Colaboran en este
número:
María del Carmen Aranda Cerezo
Beatriz Cobo Montejo
Lucía Díaz Uceda
María del Pilar Espinosa Almagro
Carmen Julia Morago Lázaro
María Quesada Castro
Elena Castillo Pegalajar
María José Armenteros Castilla
Isidro Jiménez
Pedro Valdivia
Juan Hernández
PADRE
GRAS
Hoy
te quiero escribir,
te considero mi
amigo,
esta carta es para
ti,
aunque no te haya
conocido.
Me enseñaron tu nombre,
me enseñaron tu
apellido,
conocí tu modo de
vida
y el Ideal que has
tenido.
Tú naciste en
Agramunt,
pequeño pueblo
catalán
desde ahí tu vida es
de entrega a los
demás.
Desde joven
proclamaste,
con todo tu gran corazón,
la palabra de Dios
Padre,
la grandeza del
Señor.
Siempre fuiste un
gran apóstol
al servicio de Dios.
A Él dedicaste tu
vida,
siempre con mucha
ilusión.
Además de ser tu
amigo,
Jesús para ti fue
rey.
Rey de todas las
naciones
y de nuestros
corazones.
El lema que tú
ideaste,
realizaste con mucho
amor
Fue proclamado en el
mundo:
"Cristo Reina en
el Reino de Dios".
Por eso te doy las
gracias,
de todo corazón.
Gracias por hacerme
conocer
la realeza del Señor.
Aquí acaban estas
líneas
que aunque sólo son
palabras,
no son palabras
corrientes
ya que las llevo en
el alma.
FANTASÍA
EN FA
Si
te escucho, tú me escuchas.
Si te miro, tú me miras,
pues tú cantas, lloras, gimes,
te estremeces, tienes vida.
Me besas el sentimiento,
tu armonía melodiosa,
me une a ti firmemente,
como el pétalo a la rosa.
De noche sueño contigo
y acaricio tu perfil,
te veo como un duende alegre
con seis dientes de marfil.
Plata y espejos tu piel,
tu carne es sólo madera,
de viento tu corazón
¡Te amo tanto, compañera!
Creas en mí primavera...
Me ha embrujado tu cariño,
tu magia, tu fortaleza,
de entre las flores hermosas
luce tu voz, tu belleza.
Mi pasión es una chispa
que nunca muere en el mar
y, aunque sólo tú me entiendas
hasta fuego ha de llegar.
Con tu boquita redonda
donas miel a borbotones
y, por tus finos cabellos
van mis dedos juguetones,
bailando con tus canciones.
Jamás tú me has defraudado,
eres mi diosa, mi ninfa,
sin ti nada soy ni valgo.
¡Gracias mil por tal primicia!
Formas parte de mi ser,
a mi alma estás unida,
que esta aventura amorosa
sea eterna, ¡de por vida!
Y me envuelves con tu música,
con tus acordes me hechizas,
cuando no te tengo cerca
las lágrimas me hipnotizan.
Me pierdo en la lejanía...
Es una cuestión de entrega,
de amor y de pura sangre.
Somos iguales, distintas
hijas de la misma madre.
Do, re, mi, fa, fantasía.
Sol, la, si, do, tus palabras
son sonidos de amor loco.
Eres mi vida, guitarra.
VIHALLESENDARAPER
No
pretendo recordar mi vida;
sólo vivirla...
No pretendo controlar mi vida;
sólo vivirla...
No pretendo planear mi vida;
sólo vivirla...
No pretendo copiar mi vida;
sólo hacerla.
No pretendo acumular mi vida;
sólo llenarla.
No pretendo entender mi vida;
sólo sentirla.
No pretendo compartir mi vida;
sólo darla.
No pretendo callar mi vida;
sólo anunciarla.
No pretendo encontrar mi vida;
sólo perderla...
ES TAN
PEQUEÑA
Es
tan pequeña
la flor que ha nacido
que hay que enseñarla
a mirar el mundo.
Hay que mimarla
con mucho cariño
para cuando crezca
ella haga lo mismo.
Esa criatura
tan pequeña y bonita
necesito cariño,
necesita ternura,
necesitan que le hablen
para estar segura.
Cuídala mucho
por que en tus manos está
que el día de mañana
pueda decir contenta:
¡Gracias, mamá!
EN
SÓLO UN INSTANTE
Sangrando
estaba mi espejo,
yo postrada sumisa ante él,
llorando estaba su marco,
desgarrándose estaba mi piel.
Todo un instante era silencio
cubierto de rojo teñido y azufre,
ojos inconscientes
de un ángel caído que sufre.
Lluvia ácida y amarga
en un suave a capela
que susurran unos labios
que por su alma vela.
Pasa, pasando estaba el tiempo,
parados, encendidos, estaban nuestros motores,
todo quieto como queriendo
desvanecer nuestros dolores.
Roto estaba mi espejo,
yo llorando callada ante él,
mirándome estaba su marco,
deshaciéndose estaba mi piel.
todo un segundo era ruido
que mi ángel dormido
quería vencer.
YO
Que no tengo, que no existo, que no valgo.
Y por ser no tengo, por ser no existo, por ser no valgo,
En mí no hay razón y me agoto en el sentir.
Me apoyo, me apoyo y me apoyo en mi muro de papel,
en espinas, en escamas, en un viejo alfiler.
Que soy humo pasajero, yo que en nada quedaré.
Y me apoyo en mi muro de papel.
La locura y mi farsa, alegría errónea también,
que he vivido sin tenerlo y por serlo moriré,
en mi angustia barnizada, en mi nada, nada.
Hondo, hondo excavo y no hallo explicación,
que no tengo, que no existo, que no valgo.
Y por ser no tengo, por ser no existo, por ser no valgo.
Qué aparento, pues, qué soy,
un suspiro en la noche o un reproche al amanecer.
Tal vez, una nube que pasaba para ver
o más bien una lanza que atravesó un costado.
Y quedo en nada, nada, pues en apoyo,
me apoyo en tí, mi muro de papel.
TÚ
Tú,
presencia omnipotente
que está siempre en
mi mente,
quiero de tí
desprenderme,
alejándome para
siempre.
Tú,
que haces de mí, vida
tuya,
mis hilos tú los
manejas,
sintiéndome yo
insegura
cuando tú mis hilos
sueltas.
Tú,
eres capaz de
elevarme,
ponerme en un
pedestal
y bajarme al día
siguiente
a lo más hondo del
mar.
Tú,
haces de mí lo que
quieres,
anulas mi voluntad
como si sola lo
hiciese
con entera libertad.
Tú,
sólo tú me haces
reír,
sólo tú me haces
llorar,
por tu culpa he de
sufrir
y sólo por tí he de
amar.
Tú,
tú, tú, tú, tú
siempre tú,
y yo, ¿dónde quedo
yo?
eres
tanto yo como tú
y ya no sé quien soy
yo.
NAVIDAD
EN EL MUNDO
Navidad,
dulce época en la que
a pesar de la dureza de este mundo,
aún se admira la belleza del amor.
Navidad, días en los que
a pesar de las guerras del mundo,
se contemplan las cosas cotidianas con amor.
¿Por qué en Navidad sientes deseos de
dar a los demás y de ser humilde
con todos?
Buscad la respuesta en vuestro interior.
LA DURA VERDAD
La dura verdad,
Navidad es paz,
Navidad es amor.
¿Cómo es la realidad?
Para todos no es
igual.
Para unos, guerra,
para otros, paz,
para la mayoría
amistad.
Niños sin casa,
niños sin hogar,
sin regalos con los
que disfrutar.
Pero si todos
colaboramos,
podemos ayudar
para que pasen mejor
esta Navidad.
Imprenta
Electrónica
"A Demanda"
R. Hospitalario "Princesa de España". Edificio
ULER. Avda. de Madrid s/n. JAÉN. Tfno. 26 12 06